¿Qué es el «ojo silencioso»? La clave del éxito para el golf
La focalización de la atención y el control visual son elementos importantes para la correcta ejecución de los movimientos y logro de la precisión que requieren diversos deportes, tales como el golf.
Ojo silencioso o ojo quieto, domina tus ojos para un swing perfecto
A la hora de patear, son muchos los aspectos que pueden influir en un mal o buen resultado, y qué duda cabe que el juego dentro del green es fundamental para obtener buenos resultados. A partir de aquí es donde empiezan las dudas: ¿Qué grip usar?, ¿Sigo una línea recta o una curvilínea?, ritmo, movimiento en péndulo, autoconfianza … y un largo etcétera.
Hoy vamos a hablar de una variable conocida como Quiet Eye (Ojo Silencioso u Ojo Quieto) que ha sido estudiado durante más de 25 años en el desempeño de diferentes deportes. Este término se utilizó primero en el estudio de los tiros libres de baloncesto, aunque la doctora Vickers ya lo introdujo en un estudio sobre el putting en golf de 1992. Posteriormente, también se empleó en estudios de saque y recepción en voleibol (Adolphe, Vickers, & LaPlante, 1997; Vickers & Adolphe, 1997).
En el mundo del golf, quizás fue más conocido tras la victoria de Louis Oosthuizen en St Andrews (2010), el cual con la ayuda de Karl Morris habría usado una variación de esta técnica al dibujar un punto rojo en su guante. El propio Karl Morris le dedica un apartado titulado «Develop a Quiet Eye» en el libro «Attention!! The secret to you playing great golf«, si bien considero que el uso del punto rojo se encuadra mejor dentro de las técnicas de concentración en general y no se corresponde con el «Quiet Eye«, propiamente dicho.
Joan Vickers en 1996 definió el Quiete Eye (QE) como:
«Una fijación final o mirada de seguimiento que se ubica en un lugar u objeto específico en el espacio visomotor de trabajo de un ángulo de 3 grados o menos durante un mínimo de 100 ms antes del inicio de un movimiento crítico».
Explicación técnica del ojo silencioso
En resumen, se refiere al tiempo que transcurre entre la última fijación visual del deportista en un objeto y la subsiguiente iniciación del movimiento. Para estos estudios se utiliza un dispositivo de rastreo ocular montado en la cabeza (gaze point). Este dispositivo registra literalmente todo movimiento de los ojos y proporciona una idea de dónde están mirando los deportistas.
El experimento de Joan vickers sobre el quiet eye (ojos silenciosos)
Vickers llevó a cabo el experimento con lanzamientos de tiro libre de baloncesto y comprobó que los expertos mantenían más tiempo la mirada fija en el aro que los jugadores no expertos antes de iniciar el movimiento de tiro a canasta.
Esta autora también comprobó, en el caso del golf, que los jugadores experimentados focalizaban la mirada en la parte posterior o superior de la pelota durante aproximadamente 2 segundos, mientras que los menos experimentados la mantenían unos 1-1,5 segundos. Los golfistas de élite se concentran solo en apuntar a un punto pequeño específico (por ejemplo, la marca o brizna por donde creen que va a entrar la pelota), y luego en un punto en la parte posterior de la pelota (o superior), el punto de contacto. Sin embargo, los golfistas menos experimentados, presentan unos movimientos oculares o fijaciones de la mirada mucho más erráticos, en varias direcciones y lugares alrededor del objetivo previsto.
En la revisión efectuada en el artículo de Vickers (2016) titulado «Origins and current issues in Quiet Eye research», la duración del QE para un putt corto sería de 2,5 segundos y para un putt largo de 3 segundos.
De manera muy simplista, un deportista experto se centra más en su objetivo y mantiene en él la mirada fijamente durante más tiempo. Son también conocidos los estudios realizados por Sam Vine y Mark Wilson en la Universidad de Exter, los cuales desarrollan el concepto de QE como técnica de entrenamiento.
Estos autores probaron:
- El entrenamiento en QE puede ser efectivo para incrementar el aprendizaje en jugadores noveles: un grupo de jugadores (en concreto eran 8) que siguieron la técnica de QE no sólo embocaron más putts desde 10 pies, sino que también dentro de los fallos lograron dejar la pelota más cerca del hoyo en un promedio de 17%.
- El entrenamiento en QE también protege a los jugadores experimentados de las situaciones de presión, nervios y ansiedad: trabajaron con dos grupos de jugadores con hándicap 2.5 y 2.6 respectivamente. Los jugadores entrenados en QE metieron un 6% más de putts y bajaron dos golpes de promedio en cada vuelta.
Como sugirió Vine el simple hecho de mantener el ojo en la pelota no te convertirá en Tiger Woods, pero:
«Nuestra investigación muestra que cambiar los elementos pequeños -pero importantes- de la rutina previa a los tiros, y aprender a controlar la visión, puede ayudar a mejorar la precisión y a mantener la concentración bajo presión. En general, te puede ayudar a acertar más tiros al hoyo».
Numerosos estudios han destacado la relevancia de esta variable a la hora de diferenciar entre deportistas de diferentes niveles y/o ejecuciones fallidas y exitosas (Rienhoff, Tirp, Strauss, Baker, & Schorer, 2016; Vickers, 2007; Vine, Moore, & Wilson, 2014). También se han hecho numerosas réplicas en otro tipo de deportes de precisión e interacción como tiro de precisión (Causer, Bennett, Holmes, Janelle, & Williams, 2010), dardos (Rienhoff et al., 2013), billar (Williams, Singer, & Frehlich, 2002), tenis de mesa (Rodrigues, Vickers, & Williams, 2002) y fútbol (Piras & Vickers, 2011).
Conceptos de James Sieckman sobre el ojo silencioso
Para finalizar, James Sieckman en el libro titulado «Your putting solution» nos introduce también a esta técnica y, a la vez, propone un ejercicio para para entrenar a nuestros ojos y conseguir más estabilidad:
- Primero debemos buscar un putt de unos seis pies y necesitamos una moneda y un tee.
- Segundo, leemos la caída del putt y colocamos la moneda en la línea por donde creemos que va a empezar a rodar la bola, aproximadamente un pie delante de la bola. Luego marcamos con el tee el punto exacto por donde creemos que va a entrar la pelota en el borde del hoyo. Así tenderemos tres puntos para ser «escaneados» por nuestros ojos y en los que debemos concentrarnos: la bola, la línea de salida y el tee.
- Desde detrás de la bola, nos concentramos y visualizamos la línea que pasa por los tres puntos y luego nos colocamos sobre la bola para patear. Giramos nuestra cabeza siguiendo con la vista la línea hasta el punto de la moneda y la mantenemos un momento (contamos uno). Luego seguimos con la mirada hasta el punto del tee y volvemos a mantener la mirada un poco más (contamos de uno a tres). Finalmente retornamos con la mirada por la misma línea pasando por la moneda hasta detrás de la bola, mantenemos la mirada y pateamos.
- Repetimos el ejercicio cinco veces.
…y hasta aquí mi pequeña aportación sobre el Quiet Eye, os dejo algunas referencias bibliográficas para aquellos que quieran ampliar los conocimientos.
Referencias bibliografícas sobre el quiet eyes
- González, D. (2018). La influencia del periodo de ojo quieto en la precisión de arqueros modalidad novato y experto al disparar a una distancia de 30 metros. Universidad Santo Tomás: Bogotá.
- C. C. Gonzalez, J. Causer, R. C. Miall, M.l Grey, G. Humphreys & A. M. Williams (2017) Identifying the causal mechanisms of the quiet eye, European Journal of Sport Science, 17:1, 74-84, DOI: 10.1080/17461391.2015.1075595.
- Sieckmann, J. (2016) Your putting solution. A Tour-Proven approach to mastering the greens. New York: Avery.
- Vickers, J. N. (2016). Origins and current issues in Quiet Eye research. Current Issues in Sport Science, 1:101. DOI: 10.15203/CISSj016.101.
- Morris, K. (2014) Attention!! The Secret to you playing great golf. London: The London
Press. Vine, Samuel J. and Wilson, Mark R. (2010) ‘Quiet Eye Training: Effects on Learning and
Performance Under Pressure’, Journal of Applied Sport Psychology, 22: 4, 361 – 376. DOI: 10.1080/10413200.2010.495106. - Vickers, J. N. (1996). Visual control when aiming at a far target. Journal of Experimental Psychology: Human Perception & Performance, 2, 324-354.